Donald Westlake. Necrológica
FerNando Martínez Laínez/ abc
Séneca habla de un gramático, Dídimo, que escribió 4.000 libros. Donald Edwin Westlake, maestro indiscutible de la novela negra actual, no llegó a tanto, pero quizás se hubiera acercado de haber vivido un poco más. Nacido en Brooklyn, EE.UU., en 1933, falleció el último día del año 2008, de un ataque el corazón, cuando estaba de vacaciones en México y se disponía a acudir a una cena de Nochevieja. Tenía 75 años y es el primer gran escritor que inaugura la lista de necrológicas del año que acaba de empezar. No hace muchas semanas le habían precedido en el largo adiós otros dos nombres insignes de la novelística criminal norteamericana, Tony Hillerman, a los 83 años, y James Crumley, con 68, aunque su muerte apenas tuvo eco en los medios españoles.
A lo largo de su vida, Westlake escribió bien y mucho. Su primera novela negra, «Los mercenarios», es de 1960, pero antes había producido ya bastante viruta alimentaria que le permitió ir tirando y pagar facturas: novelejas «picantes» y una monografía sobre Elizabeth Taylor.
En total, Westlake nos dejó más de cien títulos, y rozó la perfección en esa difícil variante que combina la violencia del «hard-boiled» con el humor negro. Su ritmo productivo llegó a tal extremo que tuvo que buscarse muchos seudónimos (Richard Stark, Tucker Coe, Curt Clark, Edwin West y Samuel Holt, son los más conocidos) para poder publicar todo lo que iba saliendo sin tregua de su vieja máquina de escribir (no utilizó ningún otro artefacto para componer sus historias), ya que los editores no querían publicar más de uno o dos libros al año del mismo autor. El estilo ingenioso, cáustico y dinámico de Westlake, eminentemente cinematográfico, hizo que muchas de sus novelas fueran llevadas al cine, y él mismo participó como guionista en otras, como «The Grifters» («Los timadores»), candidata al Oscar en 1991. Incansable hasta el final, Westalke no ha querido dejar totalmente huérfanos a sus lectores. Les lega una novela póstuma, titulada en inglés «Get Real», que verá la luz en abril.
Etiquetas: necrológicas, novela negra (y de otros tipos)
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