jueves, noviembre 18, 2010

David Attenborough 2010

"El cambio climático está determinado por el crecimiento desorbitado de la población"
David Attenborough, naturalista. El famoso divulgador, que recoge hoy el Premio Fonseca en Santiago, lleva 60 años realizando series sobre naturaleza en la BBC

El medio ambiente nunca antes se había visto tan amenazado como lo está en estos momentos". Las palabras del naturalista y divulgador David Attenborough (Londres, 1926) apenas dejan lugar a la esperanza. "Hay que tomar medidas y es necesario tomarlas ahora", repite varias veces durante la entrevista. Tras casi seis décadas consagradas a la realización de programas y series de televisión para la BBC sobre naturaleza e historia natural, Attenborough recoge hoy en Santiago el III Premio Fonseca 2010 a la divulgación por su "papel pionero en la difusión de la vida salvaje, logrando trasladarla a audiencias masivas con una mirada original", según recoge el fallo. La distinción, que otorga la Universidad y el Consorcio de Santiago, ha premiado en sus ediciones anteriores al astrofísico Stephen Hawking y al químico James Lovelock.


En tiempos convulsos como los actuales, ¿encuentra más trabas económicas para la realización de sus programas?

Son tiempos difíciles, pero la BBC es una organización pública que debe cumplir un servicio y que tiene la responsabilidad de cubrir el espectro más amplio posible de intereses; tenemos la suerte de que la historia natural goza de mucha popularidad en Reino Unido. Además, en mi país, todo el que dispone de un televisor debe pagar una tasa, lo que supone una ventaja, ya que permite tener garantizados unos ingresos con independencia de la situación económica. No obstante, si la BBC no cubriese esa demanda, sería vergonzoso.

A estas alturas de su carrera, ¿qué le gustaría filmar o ver?


Disfruto con las pequeñas cosas; me produce gran placer mirar mi jardín cada mañana, aunque me lo conozca de memoria. Puedo volver a sitios donde ya he estado y gozar viendo cómo cambian las cosas con el paso del tiempo.

¿Reorientaría su carrera en algún aspecto?

En absoluto. Me siento un afortunado. No cambiaría nada. He tenido una vida maravillosa. Cuando llegué a la televisión, en 1952, la BBC era pequeña y sólo había seis personas en todo el país que se dedicasen a hacer programas. En aquellos momentos, pude hacer lo que quise y estoy satisfecho. Las cosas ahora son muy diferentes; ha aumentado el número de canales, pero no el dinero que se invierte.


¿Tiene recuerdos de su infancia, cuando comenzó a interesarse por los fósiles y por los animales?

Desde luego. Descubrí con fascinación los tesoros que se escondían bajo la tierra. Era maravilloso ir al campo con mi padre y ver una piedra, golpearla y ser el primero en contemplar la forma de ese animal que escondía en su interior. Un ser perfecto, con una forma perfecta que nadie antes había visto. Era una sensación mágica.

Su padre le indujo la pasión por la naturaleza.


Mi padre no era biólogo, pero sabía cómo enseñar a los niños. El problema radica en que ahora los niños ya ni siquiera pisan el campo, no saben lo que es una vaca y desconocen de dónde sale la leche que toman.

¿Cuál es su hábitat natural?

Soy un hombre de ciudad. Vivo en Londres y me encanta porque en ella encuentro lo que necesito: museos fantásticos, universidades, música, bibliotecas. Paso allí mi tiempo, pero después me marcho a una isla remota del Pacífico dos meses para ver arrecifes de coral y eso es un privilegio.

¿Cómo imagina la situación del planeta dentro de 50 o 100 años?

Es imposible saberlo. Desde luego, no será como ahora. Somos muy afortunados de gozar de lo que tenemos aunque no seamos conscientes. Dentro de medio siglo, todo habrá desaparecido, habrá menos especies.

¿Qué especies son las más amenazadas?


Hay muchas que lo están. Unas son importantes y otras no. No obstante, el sistema natural es muy complejo y cuenta con muchas piezas que, por pequeñas que sean, son claves, de ahí que la desaparición de un eslabón resulta catastrófico. Por ejemplo, el exceso de energía que producimos afecta al nivel de cal que posee el agua del mar y, sin ella, el coral, sustento de muchos peces, desaparecerá, lo que les acarreará la muerte. Todo es un proceso en apariencia muy simple pero de consecuencias fatales. Las consecuencias de los procesos más complejos ni siquiera sabemos cuáles son.

¿El cambio climático es el principal problema al que hay que hacer frente?

No. El cambio climático está determinado por el crecimiento desorbitado de la especie humana. En estos momentos, la población mundial es tres veces superior a la que había cuando yo empecé a trabajar. Y esa gente quiere un trabajo, una casa, comida, tiene unas necesidades que cubrir. Dentro de diez años, la situación será todavía peor. Hay que hacer algo ya. Nuestros nietos nos lo agradecerán. En mi opinión, el crecimiento descontrolado de la población es uno de los principales problemas que sufre el planeta. El exceso de población pone en riesgo la diversidad.

¿Qué pueden hacer los gobiernos a este respecto?

Es necesaria una política de consenso mundial que nunca ha existido; los gobiernos están empezando a atisbar ahora la situación a la que estamos abocados.

James Lovelock mantiene que las energías renovables no son la solución y defiende la energía nuclear.

Estoy de acuerdo. Es verdad que el almacenamiento de los residuos es todavía un problema, pero no es más dañina que la energía generada con el carbón, por ejemplo.