Cine español
Woody Allen es tal vez el director de cine norteamericano menos popular hoy día en su país. Allen se inició en la comedia y el mundo de la televisión, venía del humor gráfico, y bajo las influencias, entre otras, del cine de autor de Federico Fellini e Ingmar Bergman sus películas bucearon hacia simas más profundas. Sin embargo, cada vez que Woody tenía ocasión repetía su devoción por las cintas supercomerciales de Bob Hope, su referente. No tenía empacho en elogiarlo en entrevistas para la prensa y cada vez que le daban ocasión en público. En "Misterioso asesinato en Manhattan" hace un nuevo guiño al recordarle con amor, pespunteado en un chiste que es una huella de metaficción más en su obra de fantasía.
En nuestro país, donde el cine español languidece por la falta de espectadores en las salas y el despiste general, no se tiene en mucha estima al cine comercial. Mal visto por la crema de la intelectualidad y sin un público al que dirigirse ante la falta de respaldo crítico. Uno puede gastarse 6€ por ver "Familia" de Fernando León de Aranoa o "Solas" de Benito Zambrano o "El Bola" de Achero Mañas, y quedarse bien tranquilo, sabiendo que no ha tirado el dinero a la basura. Esas películas, además de entretenidas, han buceado para encontrar nuevas vías narrativas en un tipo de género que parecía muerto bajo la etiqueta de cine social. Sin embargo, no son espectáculos para masas, quizás el mensaje crítico que guardan se hace demasiado indigesto para la mayoría. Pero, ¿quién pagaría mil pelas por ver "Vete de mí" de Víctor García León? Y es que ahí, me da, se encuentra una de las claves del bajo rendimiento en taquilla del cine nacional. La endogamia, más que una sospecha, se ha vuelto una indesviable fatalidad para cualquiera que quiera ejercer cualquiera de los oficios del mundo del celuloide. Eres (de los nuestros) o no eres. Tarjeta. (De presentación.) A eso se le suma la mala prensa que un sector de los creadores de opinión, columnistas y tertulianos sobre todo, tras el posicionamiento del mundo del cine contra la invasión de Iraq, propagan casi a diario con sus maledicentes comentarios. Y los intentos de algunos productores por importar recetas de éxito -cine de terror teenager, pelis gamberras de amiguetes, comedia ligera con moralina sentimentaloide, etc- nunca ha cuajado plenamente. Tal vez porque los jóvenes a quienes va dirigido el producto ya tienen una amplia oferta con mejor manufactura en versión original inglesa, además muy bien dobladas y en cartel durante semanas con los ídolos de masas como protas.
Pedro Masó (en la imagen con Mercedes Sampietro el día que recibió el Goya de Honor) supo hacer con oficio cine comercial, sin grandes pretensiones intelectuales, rodando en escenarios cercanos a Madrid y económicos -Talavera de la Reina, Alcázar de San Juan, Navalcarnero, Alcorcón...-, usando la lengua de la gente de la calle adaptada a la comedia ligera, con su chiste fácil y fácilmente digerible, y, como tuvo éxito, se le orilló y ninguneó como referente. También hizo películas de propaganda de la moral franquista como "Operación Plus Ultra" como, por tirar por alto, Hitchcock rodó "Cortina rasgada" para tomar partido por América en la Guerra Fría o Jean Renoir "Esta es mi tierra" para denunciar la ocupación de Francia por los nazis. ("Eran democracias" "Sí, eran democracias... formalmente." "Porque representaban la legalidad." "Vale, como en España hoy, pero ¿representaban bien los derechos de sus ciudadanos como la España democrática de hoy no alcanza con derechos fundamentales como el empleo o la vivienda con millones de ciudadanos malasistidos...?"). Pero volviendo a nuestro patio de vecinos y enchufados, no me imagino, por ejemplo, a Fernando Trueba en una entrevista en la CNN animando a los norteamericanos a ver "Atraco a las tres", "Sor Citröen" o "La miel". Quedaría casposo, tal vez piense nuestra apalancada y neomonárquica (¿o sólo es juancarlista?) progresía oficial. Y, mientras tanto, la mayoría de las salas de cine siguen proyectando películas americanas de acción. Con envidiable éxito de público; ¿y la crítica? Como decía Tip: "¡y el próximo programa hablaremos de la crítica...!", que pá ella tiene.
Etiquetas: ¿industria de cine?, Pedro Masó
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