El guiño griego
Foto: Efe/ Orestis Panagiotou
Unos ingenuos, wilfrid, qué duda cabe. Unos ingenuos..., y que dure mucho. Ya le habrán llegado rumores, más raramente algún análisis, de lo que está pasando en Grecia. La muerte de Alexandros Grigoropoulos, un joven que contaba quince años, por un disparo de un policía fue el detonante de las revueltas juveniles, que han paralizado Grecia. La protesta se ha extendido, además de por buena parte del país de Antígona, a ciudades de Alemania, Inglaterra o España. Mientras la rebelión griega se ha organizado, aparentemente, sin asambleas ni protésis políticas, la respuesta en Madrid, Barcelona, París o Londres parece que ha partido desde grupos organizados que se movilizan contra el orden empresarial europeo y sus terminales político-mediáticas. La revuelta griega se ha dirigido contra un objetivo concreto: la policía y el parlamento. La revuelta griega ha hecho uso de los nuevos instrumentos de comunicación que favorecen la horizontalidad: mensajes sms desde teléfonos celulares y los contagios víricos de webs, blogs, redes sociales, foros y chats que favorece internet. Esta foto que ve, wilfrid, es de hoy mismo. Empleando el lenguaje universal de la iconografía retransmitida por los medios burgueses, formadores de mentes masivos, los jóvenes griegos se han subido a la Acrópolis y han colgado unas pancartas donde dan las gracias a los otros jóvenes de Europa por la reciprocidad. Un guiño. ¿Unos ingenuos? Sí, qué duda cabe, lejano amigo... Pero sin ingenuidad no habría ruptura de los rígidos mandatos ni alegría siquiera. Ellos pueden ser aún inocentes, e incluso, reclamar para sí el comentario nonchalance que dicen que dijo la cuentista danesa Isak Dinesen: "Me siento tan joven. Tengo veinticuatro siglos... y esta noche ceno con Sócrates", que ya sabe que era un tipo distraído y quisquilloso, que apenas salía de Atenas, y de los que prefería las calles y las plazas antes que los arroyos y los árboles, los caminos antes que los senderos y los gimnasios antes que los estadios. Que pase un buen día.
3 Comenta:
Ay, Sufí, me llegan, como usted dice, lo ecos de Atenas en llamas. Y lo que leo en la prensa española, y lo que me comentan mis compañeros de empresa. Ya sabe que quiénes pagan por mis servicios están radicados allí cerca, en un suburbio de la ciudad conocido como Gerakas. Por mi parte, estuve por allá paciendo durante la primera semana de diciembre, justo antes de que comenzasen los incidentes. El lugar donde me hospedaba, hotel de aquello que llaman lujo, estaba en el barrio de los ricos, Kifisia, lugar donde, seguro, no han llegado los jóvenes en sus protestas. Ya sabe que, al final, solo se queman los barrios donde no viven los que manejan la lana. Ellos se resguardan, como la burguesía catalana, en las zonas altas -y verdes- de la ciudad. Sócrates, y su ética, por desgracia, cada vez están más lejos de casa.
8:25 p. m.
hablando de revueltas, me descojono de ver a nuestros queridos eurorepresentantes felicitándose por no haber ratificado la directiva de esclavismo de las 65 horitas y de la prensa de izquierdas con titulares como "triunfa la europa social", suerte que tenemos internet para mantenernos informados http://es.wikipedia.org/wiki/Cóctel_molotov
1:18 p. m.
ah, tunante, eso es porque pertenece, wilfrid, al menos formalmente, al estrato de la business class y no al lumpenproletariat que por debajo fondea. Ya dice bien el comandante f. que la desigualdad social avanza mientra la clase política colegiada hace de tampón. Veo dolor, sangre, dolor... Es mi impresión ante el panorama... rota la viga central: ya nadie cree a nadie.
9:52 p. m.
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