domingo, enero 03, 2010

¿Y tú también eras del FRAP?





La otra tarde, Wilfrid, estuve en El Alambique. Me llamó Juan. Presentaban un libro del FRAP: PROPAGANDA ILEGAL. Itinerarios de Prisiones. (1972 - 1975) de Luis Puicercús Vázquez. ISBN: 978-84-936230-6-7. Lástima que apenas se haya hecho eco la prensa burguesa. El acto fue muy lucido. La gente del FRAP ha luchado y se ha divertido en la lucha política. Y se nota. Me encontré con Pepe Catalán, mi redactor jefe en ciberestrella, de los tiempos de Estrella Digital, el decano de los diarios digitales del país. (Según me dijo Pepe lo compró Caja España, la caja leonesa. El dueño que yo recuerdo era Juan Abelló, Inversuizas (o algo así, se llamaba la empresa), tal vez fue quien vendió. No puedo asegurarlo. Los historiadores de la derecha contarán. Entonces entendí lo del banner publicitario de FeVe o de FEVE o de FEve, su logo es poco visual, bastante rupestre, Wilfrid, bastante.) Lo que más me gustó fue la frase de Pepe cuando nos saludamos: "Ah, coño, ¿pero tú no sabías que pertenecía a esta familia?".

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3 Comenta:

Blogger cabeçao dijo...

Ay, Sufí, cómo me gusta esa veta del Alambique como lugar de reunión. Le queda mejor ser la taberna de Conspiradores que a la propia del barrio.
Dice usted que la gente del FRAP luchó y se divirtió en la lucha política. No sé. Supongo que, al menos, no se amargaron, pero pasarte tres años enchironado por hacer carteles... Nunca tuve madera de héroe, ya sabe.
Sobre Pepe Catalán recuerdo algunas historias que Kidd y usted mencionaban en aquella falsa redacción conventual que teníamos en Alameda. La verdad, nunca llegué a saber si lo apreciaban o todo lo contrario. Lo que sí que no me sorprende es que el tal Abelló estuviese en el ajo -en el de llevarse los beneficios del huerto, ya sabe-. Sobre ese tipo sí que podría quedar un buen libro acerca de cómo son los empresarios modelos españoles, ora banqueros, ora periodistas, ora popes de la telecomunicación y, ora et labora, sobre todo, cazadores.
Como siempre le gusta a usted decir... lo mismo de lo mismo de lo mismo de lo mismo... de siempre.
Y amén.
Un abrazo,
al Adro.

PD_ Ya me irá informando de cómo evoluciona lo de Maravillas.

8:20 p. m.

 
Blogger jaime dijo...

En el libro se incluyen fotos de sus estancias en la cárcel de Carabanchel. Tenías que ver qué celdas tenían... como despachos de universidad: libros, láminas, dibujos, maquetas. Los carceleros necesariamente se tenían que sentir acomplejados, porque se sabían más tontos. Y los presos comunes simpatizaban con ellos, porque la masa ciudadana estaba hasta el gorro del régimen franquista.

El asunto es que éstos tenían que haber realizado la transición y dirigido el nuevo orden social, los mejor preparados. En cambio, lo que hubo fue un pacto entre oligarquías... y fueron los hijos de los hijos quienes hicieron la Transición y se quedaron con el santo y la peana. Puede que no fueran los peores –de hecho, los hay muy listos y alguno bueno- pero sí fueron y son los más serviles.

Es una época difícil. La de, entre otras cosas, los Pactos de la Moncloa y las purgas carrillistas en el PCE, que decantaron las fuerzas de la izquierda hacia lo más pactista. La izquierda comunista se dividió, los anarquistas habían sido laminados por Franco, y triunfaron los socialistas, que, en principio, no iban más que de relleno en el guiso.

Abelló es un empresario. Arriesga algo de su capital y se lleva lo gordo de las plusvalías. Es el juego del capitalismo. No hay empresarios mecenas y filántropos, salvo alguna rareza cada vez más rara.

A mí Pepe Catalán me cae muy simpático. Aprendí las pocas cosas que sé de navegar en internet con él, que entonces era de los mejor formados en la red. Por ejemplo, recuerdo que a Lerma, a Mamen y a mí nos hizo instalar un ICQ -el antecedente de lo que luego serían los mesnajes instantáneos de messenger- para enviarnos las notas de prensa y convocatorias. En vez de imprimir en papel, usábamos la red... que para eso éramos un medio digital. Nos decía: os envío esto, la señal va a un satélite, un mega ordenador recibe la orden en Buffalo (en el Estado de Nueva York), lo reenvía a vuestro dispositivo a través del satélite, y sonaba una especie de bocina: ñí-ñó-ñíí-ñóó. Anunciando que tenían un mensaje nuevo. En aquella redacción, en la que mandaban viejos dinosaurios y aún no había nativos digitales, nadie imitó el excelente ejemplo. Como te pueden imaginar: éramos los raros.

Lamenté mucho su marcha por discusiones con el director. Y supe que mis días en la ED estaban contados. No tardaron mucho en despedirme. Pero ésa es otra historia, memorable... por cierto: cómo acabé en una tumbona en un hotel de la costa Adeje en Tenerife con el Nano, pagado por el periódicos para tocarme la bartola y esperando mi despido.

2:41 p. m.

 
Blogger jaime dijo...

Después de ED, me llamó Lerma para que probara en Notodo. Así nos conocimos, tú y yo.

Si recuerdas, a mí entonces ya se me habían quitado la ganas de montar comités de empresa, incluso de asesorar. Pero aún recuerdo que en la última huelga general, fuímos a la huelga cuatro personas de más de 50... se supone que la mayoría de izquierdas.

Y eso después de aguantar la soflama de Doble A (ágrafo y amoral) diciendo que los sindicatos son lobbies al servicio del capital. La misma música y la misma letra que Esperanza Aguirre. Ése era nuestro jefe, el facha de Segovia que parece barcelonés.

3:49 p. m.

 

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