Ahora resulta que es un problema de nuestra (mala) educación
Como me recuerdas a veces, von der Quelle, la clave de bóveda del sistema que nos manda, el de la segunda restauración borbónica, reside en su autolegitimación. Como es evidente, históricamente, que el dictador Francisco Franco fue quien mandó llamar al joven Juan Carlos de Borbón, quien le dio educación y le puso en el Trono, la autolegitimación no puede venirle por vena dinástica. Ha de ser el intento de golpe de Estado del 23-f y la actuación regia la que devuelva ante los ojos del pueblo una legitimación, como mínimo, dudosa. El hilo rojo que cose las costuras institucionales y autoinstituye el nuevo régimen, la segunda restauración borbónica, es una algarada de guardia civiles. Cuando nosotros nacimos a la vida (política) consciente, ya estaba todo atado y bien atado. El tablero señalado y la fichas repartidas.
Esta semana el columnista Marías, Marías el Chico, emborrona aún más nuestra sórdida historia del presente, "Hay que convivir con eso". No sólo da rienda suelta a su furibundo anticomunismo sin base racional ni experiencia demostrable, sino que defiende al régimen y carga contra los críticos. Dice el comentarista: "Una buena porción de España, incluida una parte de la izquierda, de los nacionalistas y de los “antisistema”, continúa siendo sociológica y anímicamente franquista, no se la ha enseñado a ser de otro modo." Ahora resulta que la única generación de la historia moderna de España, la nuestra, que se ha educado bajo una normativa no-autoritaria, es la golpista. Es falso. El problema de la calidad de nuestra democracia tiene múltiples causas, pero una básica es la cantidad de generaciones que se educaron en el franquismo, bajo normas autoritarias. Mientras tenemos que seguir soportando las descalificaciones y medias mentiras de estas elites pijoteras y neoilustradas, de esta raza de noveleros nepotistas, el país se hunde poco a poco.
Y el descrédito internacional continúa...
Etiquetas: segunda restauración borbónica, Transición
1 Comenta:
No deja de ser una paradoja sin ninguna gracia que el PCE fuese el único partido que hizo oposición a Franco. El PCE renuncia en los 60 al comunismo soviético, y reivindica la vía democrática del eurocomunismo. A pesar de esta trayectoria, pasó lo que pasó. No fue la opción de izquierdas elegida, sino la tercera fuerza política.
Yo no soy comunista. Me siento más cómodo entre los socialistas libertarios. Pero pienso: ¿de qué ha valido el anticomunismo feroz que destilan tantos escritores que apenas han conocido el comunismo salvo de oídas?
Pues ha servido para justificar el desmontaje de los derechos laborales que hemos sufrido en España. Ha servido para justificar la dictadura de Franco como el menos malo de los malos. Ha servido, en fin, para que en ese pantano de opiniones y opinadores creciese la flor fétida del nuevoriquismo, ay, tan abundante hoy en Ejpein.
¡¡ESTAMOS HASTA LA POLLA... Y ESTO NO VA A ACABAR BIEN, PIJOTEROS!!
2:50 p. m.
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