domingo, abril 10, 2011

Cine, sociedad y dinero. Comentarios













1. El cinematógrafo pudo ser una herramienta de investigación y difusión del conocimiento o una herramienta de entretenimiento y alienación. Alguien eligió lo segundo, y la masa entró de cabeza en las salas de proyección. Sin protestar. Encantados/engañados. Sin rechistar. Sin saber qué ganaban, qué perdían.

2. El cinéfilo es un hombre con gafas y cara pálida, que ve lo aparente, lo que pasa por la pantalla. Atrapado por los arquetipos, sólo ve sombras. En cambio, se tiene a sí mismo por un sabio. Miseria de la cinefilia: perder la vida viendo la vida enlatada.

3. El cine español siempre estuvo al servicio del poder. Siempre estuvo bien con quien mandara. Hasta hace poco, casi siempre fue pobre, y era inofensivo, pero ahora ya no, hay quien ha hecho fortunas con el invento, aunque sigue igual de servil. Lo sepa o no lo sepa.

4. Si no mal recuerdo los hermanos Almodóvar, mamito y mamita, estaban en la lista de Bernie Madoff. Toda una lección. De clase.

5. Caja 507 quiere ser un película reflexiva sobre la corrupción, pero se queda en buenas intenciones. Es tan sobria como acartonada. Es tan seria como inofensiva. La denuncia del apoyo de las cajas de ahorro a la especulación inmobiliaria se reviste de thriller, donde el noble cajero tiene que enfrentarse a los poderes enquistados para salvar el honor de la hija perdida. Si la anécdota es cándida e irreal, el retrato de la trama está grotescamente desfigurado, ya que emplea (supuestamente) noticias de actualidad. Los malos son de cliché -el poli corrupto, el alcalde facineroso, el mafioso italiano-, cuando en realidad esto sólo era la espuma, la piel de la superficie, los malos eran gente corriente y que no da miedo si te la encuentras en la acera, votante del PP o del Psoe, comprador del pan con perrito y riñonera. Los malos estaban detrás de los mostradores de las sucursales bancarias, sentados en sus consejos de administración, y no tenían problemas con la poli ni con los jueces. Comían y bebían (comen y beben) en los mismos saraos.

6. La Academia de cine es un muy mal invento, tardío en su creación e inflado de pretensiones. En el tiempo en que las academias y los parlamentos, los lugares de representación, sufren descrédito, cualquier institución se verá como un ente impostado entre la nueva ciudadanía. Si en Madrid, lamentablemente, tenemos una Filmoteca ridícula y mal asistida, con dos escasas salas de exhibición y una programación plomiza, hecha por cinéfilos locoides y desnortados, la Academia de cine es un hermano menor... que, además, ha salido idiota. (De los 966 académicos con derecho a voto que hoy podían participar en las elecciones, 256 lo han hecho por el señor Macho, 101 por el señor Luna; en porcentaje, un 40%, informa El País.)

7. El cine en la sala es el pasado, casi la prehistoria. Los precios desorbitados para los salarios del currito. La ceremonia borreguil en la que consiste hoy acudir a una sala. Los malos modos del personal mal pagado, precarizado y con contrato basura, y el nuevorriquismo imperante entre la mayoría de los asistentes. Salas heladas en verano por el aire acondicionado, achicharradas en invierno por la excesiva calefacción. Sin cuidar los edificios donde abren sus establecimientos. La escasez de coloquios y debates. La incentivación del consumo por el consumo. La idiotización permanente. Algunas notas del aborrecimiento que algunos espectadores hemos cogido a las salas. Y el negocio que hay detrás. Turbio. Interesado. En manos de camarillas. Asco al cine. A ir al cine. A ver cine en salas de cine.

8. La tela blanca de la pantalla invita al sueño, el azul del PC invita al escupitajo. Es la ventaja de internet, el anonimato y la interactividad nos vuelve parte del espectáculo, parte activa por vez primera. También desde el asco y la pataleta. Podemos insultar y no guardar las formas. La realidad es que el público, hoy, es tan conservador como siempre, y que el cine sin autor no termina de arrancar. Y lo que se autoproduce en internet es más mimetismo, más de lo mismo.

9. Cines Luna. El sueño previsible de un productor de provincias, Emiliano Piedra, junto a la gran arteria madrileña que ya entraba en plena decadencia. El hombre hecho a sí mismo logra su deseo. Producir, distribuir y exhibir. Controlar la cadena de principio a fin. En eso consiste lo que los capitalistas llaman un triunfador. De llevar a cuestas un proyector por las plazas de Navalcarnero o Griñón... a producir películas que se verán en medio mundo. Esto es el éxito. Después, el olvido. (Foto: Ana Marrero. Cines Luna)

10. Si el cine es sólo ilusión, una pantalla, la novia al lado y un cartucho de palomitas, sólo genera mayor confusión. ¡Incendiad las salas de cine, desnudad a las artistas!

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1 Comenta:

Anonymous eroticos barcelona dijo...

El dinero no es lo malo, lo malo es no ponerle límites a la avaricia y codicia, lo malo es permitir que se sigan torturando animales en nombre del dinero, que se

siga permitiendo que los mares y rios se vuelvan cloacas, que el aire se vuelva irrespirable, que nos carguemos la capa de ozono; del mismo modo en que la política

de base está mal enfocada, la democracia real no se puede conseguir votando personas o partidos, la democracia real sólo se puede conseguir votando temas, conceptos,

todos bien separados unos de otros (Leyes de protección animal, inmigración, matrimonio homosexual, etc.... pero todo bien separadito).

Saludos
Mary
http://perrerasdenunciadas.blogspot.es/
http://findelmaltratoanimal.blogspot.com/

11:27 p. m.

 

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