En las bibliotecas públicas
En las bibliotecas públicas, von der Quelle, se encuentran verdaderas joyitas, es verdad. Sólo hay que buscar. La poesía de Vicente Aleixandre es siempre una celebración. Si, como se dice, sólo existen dos tipos de poetas, los elegíacos (se canta lo que se pierde) y los hímnicos, él tuvo la suerte de que le cayese encima la última estrella. Como son tan pocos, los poetas hímnicos, aún resultan más joviales. Además, su filosofía es panteísta, la Naturaleza es su único dios, y los paraísos, los únicos territorios habitables. Esta "Diosa" es un himno al placer de contemplar, por ejemplo:
Dormida sobre el tigre,
su leve trenza yace.
Mirad su bulto. Alienta
sobre la piel hermosa,
tranquila, soberana.
¿Quién puede osar, quién sólo
sus labios hoy pondría
sobra la luz dichosa
que, humana apenas, sueña?
Miradla allí. ¡Cuán sola!
¡Cuán intacta! ¿Tangible?
Casi divina, leve
el seno se alza, cesa,
se yergue, abate; gime
como el amor. Y un tigre
soberbio la sostiene
como la mar hircana,
donde flotaste extensa,
feliz, nunca ofrecida.
¡Ah mortales! No, nunca;
desnuda, nunca vuestra.
Sobre la piel hoy ígnea
miradla, exenta; es diosa.
Diosa (este poema está incluido en la primitiva edición de la colección de "El Arroyo de los Ángeles", Málaga, 1952, carne de coleccionista, pero el copipaste está hecho de la antología más extensa (y vulgar, a ojos de un bibliómano) de José Luis Cano, no sólo de "Sombra del paraíso"), de Poemas paradisiacos, Vicente Aleixandre
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