La foto y los comentarios
La Casa Blanca ha difundido algunas imágenes de la operación que preparó para dar caza a Bin Laden (o a su muñeco) en un villorrio pakistaní. Esta imagen del gabinete de crisis daba a entender que el grupo estaba siguiendo la retransmisión en vivo. Luego se ha desmentido que hubiera sido retransmitida. Si hay retransmisión puede haber una grabación, y hay posibilidades de que alguna vez vea la luz. Si no, no. Esta foto, en cambio, indica que ven algo de lo que pasa al otro lado del mundo. Muchos comentaristas anónimos se han fijado en la posición de Obama en la foto. Según ellos, es una postura secundaria. Sentado en una esquina, con el polo blanco bajo la cazadora azul oscuro, con el gesto nervioso. Da el aire de un becario en la sala de máquinas. Pero no hay que dejarse engañar. Él pudo dar la orden y pasar a un segundo plano. No hay que quedarse en la primera lectura, sino buscar la segunda.
Leyendo "El síndrome de Obama. Capitulación en Estados Unidos, guerra en el exterior" (Alianza Editorial, 2010), Tariq Alí regresa a la campaña para elección de Obama como candidato a la presidencia. Una vez ganada la batalla de las primarias y con todo el poderoso aparato mediático ultraconservador en contra, surgió el ataque por un antiguo mentor, el reverendo Jeremiah Wright. Según Alí, Wright pertenecía a la formidable escuadra de políticos y oradores negros: la que va de Malcolm X y Martin Luther King a Jesse Jackson... y termina en el refinado abogado de Harvard que parece un becario en la sala de máquinas. Escribe Tariq Alí: "Me encontraba en Nueva York cuando Obama hizo el discurso más inteligente en la batalla por la Casa Blanca, una explicación de los sermones abiertamente imperialistas de su antiguo pastor, el reverendo Jeremiah Wright, en la Trinity United Church of Christ, a la que los Obama había ido durante muchos años. Fue la única vez en la campaña en que los ciudadanos estadounidenses no fueron tratados como niños embobados. El efecto fue electrizante. El discurso se convirtió de inmediato en tema de discusión en la calle."
¿Cuál fue el efecto que utilizó Obama en aquella ocasión, en aquel discurso de "efecto electrizante"? Aparentemente asumía en su discurso las tesis del reverendo afroamericano -como sin duda durante muchos años las asumió-, de modo que contextualizaba los sermones que los medios ultraderechistas habían troceado. Al tiempo, sincopaba en una seria reiterativa -"No puedo renegar de... como no puedo renegar de...- su biografía y la de los negros afroamericanos en los últimos cincuenta años. Al final, en el último giro, renegaba de todo eso para salir como alguien nuevo, recién bautizado, libre de culpa y de pecado y de pasado, pero tras haber expuesto su pasado y el de los suyos.
Foto: Pete Souza
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