miércoles, junio 29, 2011

Vetos

La función de un tertuliano o un columnista se da de bruces con la labor educativa que debe impartir un profesor. Debería ser incompatible ocupar un puesto público como profesor o catedrático, sea de la disciplina que sea, e impartir clases de todología ideologizada a tanto la tarde o el rato en el diario o la radio o la tele. Supone una burla al sistema educativo intolerable. Y a todas nosotras, por extensión, que con nuestros impuestos pagamos la función del profesor o catedrático.

Sin embargo, en el país estos años ser tertuliano o columnista, dedicarse afanosamente a la todología, era un título socialmente mayor que ser profesor o catedrático. De ahí que tantos enseñantes vanidosos hayan confundido el plató de la opinión pública con su segundo o tercer salario. Esta burla se produce todos los días y a todas horas... mientras la indignación no deja de crecer.

Un nuevo contrato social implicaría muchos cambios en las vidas personales de miles y miles. Un giro ético que empieza por reconocer errores propios.

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