Imagen de Yemen
3 fragmentos del artículo de Tariq Ali, "Una nota sobre Yemen", apéndice de "El síndrome Obama" (Alianza, 2010), publicado el 25 de marzo de 2010 en London Review of Books
"Me marché a Yemen cuando Obama afirmó repetidas veces que "grandes trozos" del país "no estaban completamente bajo el control del gobierno", después de que el senador Joseph Lieberman hubiera anunciado alegremente que era un objetivo adecuado para la guerra y la ocupación. El patético terrorista de los calzoncillos que había intentado provocar una explosión en el vuelo de Ámsterdam el día de navidad había despertado un nuevo interés en el país, y en Al-Qaeda en la Península Arábiga, cuando afirmó que si bien se había convertido al islamismo radical en el Reino Unido, el curso intensivo en terrorismo suicida, afortunadamente chapucero, se le había impartido Al-Qaeda en la Península Arábiga en algún lugar de Yemen (...)
Yemen es un país como es debido, a diferencia de esas gasolineras imperiales diseminadas por la Península Arábiga, donde las élites dominantes viven en rascacielos construidos apresuradamente por arquitectos célebres, flanqueados por galerías comerciales que exhiben todas las marcas occidentales y atendidos por esclavos asalariados del sureste asiático y Filipinas. Sana'a, la capital de Yemen, se fundó cuando el Antiguo Testamento todavía se estaba escribiendo, editando y cotejando. Es cierto que el nuevo hotel Mövenpick en el centro del enclave diplomático de la ciudad recuerda a Dubai en sus peores momentos -mientras estuve allí ofrecía su cena de san Valentín (Primera Rosa, Sopa Amorío, Luna Llena del Mar Amoroso, seguida de Dulce Corazón)-, pero en Yemen la élite es precavida y no alardea de dinero. 

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