viernes, febrero 19, 2010

Persépolis. Los orígenes de Irán tras la revolución islámica





Algunos datos. Irán

El uso del velo y del "atuendo islámico completo" fue declarado por ley en abril de 1983.

Es recomendable recordar una fecha para conocer el Irán moderno, 1953, y un nombre, Mosadegh.

El nombre de la policía secreta, la Savak, que sostiene el régimen del sha también es conveniente saberlo. Como que el primer sha es un militar de graduación media sin estudios univerisitarios, que fue impuesto por un golpe de Estado orquestado por la CIA.

En el cómic de Satrapi, es de extremo buen gusto (¿sólo al alcance de los orientales?) que no salga ni una sola imagen del imán Jomeini. (Jomeini es una de las inteligencias políticas más finas y agudas de nuestro tiempo, por usar una metáfora futbolística es como si un entrenador coge al Elche en segunda B y lo sube a primera división y gana la Liga. Algo realmente sobresaliente. Al margen de cualquier valoración ideológica, Jomeini fue un brujo.)

"(...) En noviembre de 1978, Karim Sanja bi, uno de los dirigente del Frente Nacional, el partido de los liberales, viajó a Neauphle (cerca de París) para alinearse bajo el estandarte del ayatolá, que simultáneamente fue reconocido como guía por el jefe del partido comunista Tudesh. Jomeini anunció entonces que el objetivo de la revolución era el establecimiento de una "República islámica que protegiera la independencia y la democracia en Irán", utilizando un término que revocó unos meses más tarde, en ocasión de los debates sobre el nombre que había que dar la República, por considerarlo ajeno al Islam. El sometimiento generalizado a la hegemonía cultural islamista culminó en las espectaculares manifestaciones contra el antiguo régimen el 10 y 11 de diciembre de 1978, que correspondían al noveno y décimo días (tasur'a y 'ashura) del mes de moharram, en los que los chiítas conmemoran el martirio del iman Husein. Sometidos al toque de queda, centenas de miles de iraníes, siguiendo instrucciones de Jomeini, subieron durante esos dos días a las terrazas de los edificios (las azoteas) de Teherán, haciendo resonar en la noche el grito de Allah Akbar (Alá es el más grande), como testimonio del triunfo cultural islamista en la marcha de la revolución que, un mes y cinco días más tarde, obligó a huir al sha. (...)"

Estos datos están "robados" del capítulo "Lecciones y paradojas de la revolución iraní", en "La Yihad", Gilles Kepel, Península, 2000

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