martes, enero 18, 2011

El problema es la incomunicación y la ignorancia

Cada vez estoy más convencido de que el problema es de incomunicación. También generacional. Pero sobre todo, de incomunicación. Y la comunicación no es posible cuando se habla desde galaxias diferentes, con lenguajes distintos, sin posibles puntos de encuentro.

Es el miedo, plato único, como señalaba con tanta gracia Amador Fernández-Savater, contando en su blog la cena en el MCU del otro día... para tratar de desencallar la ley Sinde.

El novelista Marías vuelve a la carga contra los movimientos que defendemos la cultura libre: Los nuevos explotadores. Ya tiene guasa. El novelista Marías suele presumir en sus artículos que escribe a mano o a máquina, que no usa un PC, que no sabe qué es eso. El novelista Marías -en realidad, habría que hablar del opinador Marías-, ya que vive más de su opinión en los medios afines que de los lectores de sus novelas, como el resto de novelistas, por otra parte, que perciben ingresos por sus colaboraciones en prensa de papel, al tiempo que promocionan su firma con su presencia atosigante, y en esto, hay que reconocerlo, aprendieron la lección de Camilo José Cela, el de la palangana, se jactaba hace años, el opinador Marías, de no tener web, de no saber qué eso de la internet. Junto a otros escribidores de su promoción y generación, lleva años propagando que la Red es un manicomio, que ellos no se juntan con la chusma digital.

El problema del opinador Marías es que nació en 1951. El problema de Marías es que se ha quedado rezagado en las tecnologías de la información y la comunicación, y pretende que su debilidad y sus manías sean aceptadas por los demás. El problema del opinador Marías es que no sabe de lo que habla. No sabe qué es el término copyleft, no sabe quién es Richard Stallman, no sabe qué es el software libre o las licencias abiertas. Tiene la idea de que internet pretende que todo sea gratis. Aquí es donde se percibe que Marías no sabe de qué habla. Y es difícil dialogar con alguien que no sabe de qué va la vaina.

Intuye que la red pone en peligro sus privilegios -y ahí, el opinador Marías no se equivoca-, pero porque la mutación cultural se va a llevar por delante falsos prestigios y modelos anticuados. No sólo de explotación industrial, también de formas de creación, que en muchos casos la red vuelve colaborativos, y de difusión de la cultura y diálogo con los lectores, que ahora son algo más que lectores que reciben, también dan.

El caso Marías es un caso imposible. No se puede enseñar a quien no quiere aprender. Le rogaríamos a este señor que deje de pontificar sobre lo que ni sabe, ni conoce, ni entiende, y está a años luz de poder comprender. Habría que empezar por alfabetizarlo en el entorno digital.

Que lo hagan sus amigos o quien tenga paciencia.

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