lunes, noviembre 24, 2008

Un documental sobre El Pozo del Tío Raimundo


  Un documental rodado íntegramente en el Pozo del Tío Raimundo, en el extrarradio de Madrid, recorre el "universo" creado en ese barrio de inmigrantes interiores en los años 50 por José María Llanos, el "cura rojo", un jesuita protegido por el general Franco que acabó apuntándose al Partido Comunista.

La película, de dos horas de duración, mezcla imágenes en blanco y negro recuperadas de los archivos del barrio con la realidad actual del que ya es "un barrio más de Madrid", plagado de los problemas que acosan a muchos otros barrios.

La evolución del Pozo, ha explica su director, Juan Vicente Córdoba, en una rueda de prensa, es una metáfora de lo que ha ocurrido en España.

Basándose en la memoria de los primeros moradores del Pozo, Córdoba muestra la figura contradictoria del padre Llanos, un hombre que se movía con fluidez en las esferas próximas al franquismo -no en vano fue director espiritual de Franco- y que fue capaz de hacerse del Partido Comunista de España para "no desentonar" con sus vecinos.

Llanos "era un hombre que constantemente hacía proyectos y luego los abandonaba; era de familia burguesa, de padre militar, muy muy religioso. Tenía novia y estaba acabando la carrera de Químicas, cuando de repente le apareció la vocación y lo abandonó todo; del mismo modo, le sobrevino la necesidad de irse al Pozo", recuerda el director.

La historia del Pozo es, tal vez, una historia repetida en otros muchos lugares de España e, incluso, un pequeño escenario en el que reproducir los fracasos que han llevado a la misma sociedad que fue capaz de luchar por una vivienda digna en los años cincuenta a declararse hoy, abiertamente y sin ambages, racistas con los nuevos inmigrantes.

Aunque el barrio se comenzó a gestar en 1924 con la llegada del primer asturiano que colocó allí su vaquería y un chamizo donde vivir, fueron los vecinos del pueblo jienense de Martos los primeros en poblar el barrizal que fue el Pozo, así llamado porque uno de sus vecinos, el tío Raimundo, perforó un pozo donde abrevaba el ganado.

Las tremendas condiciones de vida de los primeros años, sin agua, ni luz, con chabolas embutidas en barro y ningún medio de locomoción, más que un par de animales y los pies de los vecinos, sirven a Córdoba para mostrar lo que él denomina "la fuerza de la identidad": cómo aquellos hombres y mujeres, que sólo tenían en común no ser de Madrid, se sentían capaces de cambiar el mundo.

"Llegó a haber un nacionalismo de barrio", señala Miguel Ángel Pascual, uno de los "actores" de la película, hijo y padre de "poceños", que destaca de Llanos su inteligencia y su "alma de poeta" sobre otras cualidades y defectos.

"No era un ser angelical, no era un santo bondadoso, ni beato. Era un hombre redimido por la realidad y redimido por los trabajadores que se convierte en un hombre al servicio del pueblo, con todas sus contradicciones y dificultades, y todo su poso crítico que lo hace un personaje de lo más interesante de este país, pero no por bueno, sino por inteligente", afirma Pascual.

Aunque Córdoba intercala testimonios en los que se repite el concepto del fracaso -algunos, del propio Llanos-, el director de la cinta considera más culpables del fracaso del proyecto "a la televisión, que ha lavado los cerebros de los jóvenes", y a la falta de dedicación de los padres y de las distintas administraciones.

La película cuenta asimismo con testimonios de historiadores, antropólogos, periodistas, filósofos y políticos, entre los que destaca la figura del socialista Javier Solana, que recuerda cómo acudía cada noche con su padre -amigo de Llanos- a dar clases a los talleres de formación del barrio.

fuente: soitu.es