Huerta del Bayo 11
Huerta del Bayo 11, ocho familias de Lavapiés con amenaza de desalojo por un ruina inminente, el trasfondo no está tan claro...
El ayuntamiento de Madrid desatiende familias con bebés y ancianas para cobrarse una deuda con un solar.
El pasillo del portal está lleno de bultos. Dos vecinas, una de ellas va con un niño de meses en brazos, se disculpan porque no pueden atendernos. Están de mudanza. Una bombilla alumbra las cajas de cartón y unos pocos electrodomésticos. El inmueble tiene un expediente de ruina inminente, firmado por el ayuntamiento de Madrid. Este jueves tienen cita con un juez que certifique la demolición.
Ocho familias, tres ancianas entre ellos, se quedan en la calle. Es el final de una pesadilla administrativa, con turbios intereses públicos y privados detrás. Empresas de demoliciones con poco claros intereses junto al Ayuntamiento. Una pesadilla que puede dejar sin techo a personas que han hecho su vida entre estas calles de Lavapiés, víctimas inocentes de otro atropello urbanístico. Mobbing y desalojo.
La pesadilla comenzó cuando la dueña del inmueble, que había cobrado la renta durante años, muere. Sin nadie que reclame la propiedad de la finca, ya que los inquilinos de renta antigua no son rentables, y, según la versión oficial, los hijos de la propietaria viven en América. Lo cierto es que estas personas se encuentran desamparadas. Sin haber cometido ningún delito. Entre un propietario en fuga y un ayuntamiento que reclama pagos. En un limbo legal.
El ayuntamiento encargó la labores de rehabilitación a Coarsa, un empresa especializada en estos servicios. Sin embargo, los 800.000 euros de dinero público invertidos en las obras no se justifican a la vista del estado del inmueble. Unos puntales de hierro con maderos sobre suelos y techo en el interior de las viviendas; un rapado de las vigas de maderas que parecen a simple vista más sanas que lo que el informe del ayuntamiento atestigua.
Los vecinos tampoco han visto los resultados de análisis a la madera que prometieron hace tres años los inspectores que envió el municipio cuando se llevaron una muestra. Una mella en una viga de madera del entresuelo y un taco que dejaron en el hueco son la muestra, según nos indica Carlos. Tiene mujer e hijos. Es portero, a media jornada. Con los 500 euros de sueldo no sabe dónde van a poder alquilar una habitación. El ayuntamiento quiere cobrar la deuda de la propietaria con el suelo del inmueble, y hay vidas que les estorban entre estas paredes.
¡Ningún desalojo sin un realojo!
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