El problema de Gómez

Más que un intento por demostrar que hay democracia interna en su partido, el invento exportado de las primarias es otro acto publicitario para dar a conocer al candidato. Y punto. Lo terrible del mundo en que vivimos -puro escaparate-, es que a nadie le importa que Esperanza Aguirre sea una analfabeta integral, roída por los negocios inmobiliarios familiares o con un discurso inflado e inane. Lo importante es que la gente la conoce -el escaparate, la fachada-, y eso es suficiente para que la vote en masa. Que la gente bastante tiene con lo suyo, y esa señora que aparece en la pantalla se parece a nuestras miserables vidas y, además, sonríe. Lo terrible de Gómez es su invisibilidad. Por eso le hacen la cama en el partido, básicamente. Ni siquiera tiene que armar un discurso coherente o presentar un aval político. Sólo tiene que darse a conocer. Aguirre era el hazmerreír del primer gobierno Aznar, hasta que los cerebros del aquel programa idiota, CQC, decidieron ponerla en la diana para hacerse ellos un Nombre. Y todo quisqui empezó a conocer al Monstruo. Yo que Gómez ficharía a Jimmy Jump, experto en darse a conocer por cuatro duros. ¡Un revolucionario de hoy!