martes, agosto 24, 2010

Marruecos

Para nadie que mire la vida política española con distancia es un secreto que en la derecha española abundan las cabezas de chorlito tanto como escasean los cráneos privilegiados. Es su sino. En treinta años de democracia -los que llevamos de segunda restauración borbónica- han gobernado ocho. Y no fue por casualidad. Un ejemplo bien a la vista es cómo no saben cómo tratar a Marruecos. La monarquía alauí es paciente, opaca, sinuosa, bien conectada con las autoridades francesas y norteamericanas, y saca de quicio a los peperos con su sola existencia. Es así. Pero el problema para los peperos es que Marruecos no va a desaparecer del mapa. La verdad es que hasta Francisco Franco comprendía mejor que ellos qué es Marruecos, cómo hay que comportarse. Tantos años lamiéndole las botas al dictador, y no aprendieron de él ni el abecé de la política exterior mínima para sobrevivir entre Gibraltar y el cabo Juby. ¡Jesús, Jesús, qué derecha, qué espanto!

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